lunes, 1 de febrero de 2010

Le Scaphandrier et la petite Géante du Titanic (día 1)

Como puedo resumir estos tres intensos días. Si tuviera que definirlos con una sóla palabra diría que fueron mágicos. Y es que estas marionetas gigantes son capaces de sacar a relucir mi alma de niña.

Luego de la experiencia en el 2007 decidí que este año tenía que hacer lo mismo, madrugar y perseguir a las marionetas los 3 días completos (desde que despertaban hasta que nuevamente se iban a dormir).

El Jueves quedé de acuerdo con mi amiga Camila de juntarnos el Viernes a las 09.30 en metro El Llano. Si no hubiese sido porque esa noche me acosté a las 5 am, le hubiera dicho que nos juntásemos a las 7.

Puntualmente nos encontramos y partimos rumbo a la estación Parque O'Higgins. Los vagones venían colapsados y como era de esperar, 3/4 de las personas que venían en el metro, se bajaron en Parque O'Higgins.




Nunca había visto tanta gente en esa estación.



Ni siquiera en la parada militar había visto tantas personas en la elipse.



Nos ubicamos bien atrás, para poder ver algo. Mi amiga Camila es más baja que yo, y eso que yo mido 1.55 m (definitivamente para eventos masivos debo llegar temprano y quedar adelante de la masa de gente si deseo ver algo). Y ahora nos quedaba esperar.

Los comerciantes aprovecharon la ocasión. Como suele decirse en buen chileno "era la papa"



¿Cómo luce la cara de una persona que la noche anterior durmió sólo 3 horas?



Ahora ya lo saben.

Y pasó el tiempo y daban las 10.30, hora en que le petite debía despertar.

Siguiendo la rutina de siempre, debía ducharse y vestirse.




Un liliputiense (quien luego se convertiría en uno de mis tantos amores platónicos) se acercó y le entregó un globo proporcional a sus 7 metros de estatura.




Saludó a la presidenta y partió rumbo a la laguna.

Como estabamos alejadas con mi amiga, pudimos adelantarnos a la pequeña y acercarnos.



Caminamos un rato a su lado cuando se detuvo y empezó a ejercitarse.
Soltar la cintura


Un par de sentadillas




Y estaba lista para seguir. En ese momento la dejamos ir debido a la cantidad de gente.
Debo decir que los eventos en masa no son tanto de mi agrado, pero hay ciertas cosas que no perdonaría perdermelas. Esta era una de esas.

Quizimos ir a la laguna pero cuando llegamos el panorama era poco alentador. Nos tapaba la vista un gigantesco árbol que estaba plantado en medio de la laguna y la gente amontonada a su alrededor.
No, no me arriesgaría a meterme a esa laguna, ni siquiera para conseguir una buena foto como lo hizieron varios.
Nos conformamos con ver sus pies inmersos en el agua y nos retiramos. Si hubieramos sabido el tiempo que nos tomaría llegar a la laguna y alejarnos de ella sólo para ver sus pies en el agua, no habríamos ido.
Nos retiramos sin más.

Al volver a la elipse me econtré con Les Balayeurs du désert abordando su van. Comprenderán que yo como amo a esta banda quise fotografiarlos, y luego de acosarlos con mi cámara, el baterista se resignó a saludarme. Me despedí con una sonrisa y un gesto de agradecimiento.



Casi en la salida nos encontramos con un organillero.


Mi amiga me dijo:
-Aina, yo sé que lo encontrarás muy infantil de mi parte, pero quiero comprarme un remolino.
Y yo le dije:
-Pues ve. (Y pensaba, yo era más infantil por querer ver a esta marioneta todo el día).


Eran recién las doce de la tarde y yo añoraba mi cama. Decidimos que era todo en el Parque O'Higgins y partimos a nuestros respectivos hogares.

La estación Rondizzoni estaba colapsada. Me tomó unos 20 minutos lograr cargar mi tarjeta y bajar hasta el andén. En poco tiempo más estaría en casa. Esperen, no, no estaría en casa, estaría haciendo unas clases para ganar un poco de dinero, ya que mi saldo era negativo debido a haberlo apostado todo en el casino la noche anterior. Luego de la clase me vi con $6000. Genial, pensé. mil me servirían para cargar mi tarjeta y los otros 5 mil para comprarme el cd de les Balayeurs.

Por fin llegué a casa a eso de las 16.20, vacié la memoria de mi cámara, saqué una botella de agua congelada que había dejado la noche anterior y salí nuevamente. En la micro me di cuenta que no había almorzado, y había recordado que en la mañana tampoco había tomado desayuno. Ups.

Mi próximo destino era la plaza de la Constitución. Logré una buena ubicación. Delante mío una señora con su hijo de unos 9 años, el que tan entusiasta como yo, le decía a su mamá que quería verla el día Sábado y Domingo también. Su madre, bien sutilmente lo mandó a la punta del cerro. Pobre de él.

El Sol era algo que tenía más que asumido para estos tres días. Sabía que el calor y la espera eran la peor combinación para este evento, dando como resultado un "sopeado" colectivo. Ese día andaba con una polera casi sin espalda. Adivinen qué. Lindo bronceado para este verano, el problema, ahora debo dormir de guatita.

Pasaba la hora y junto con eso, llegaba más gente, resguardo de carabineros, periodistas, etc.



Un perro atravesó las barreras y no encontró mejor lugar para sus necesidades que en medio de la plaza.



Luego, se andaba haciendo el lindo con un carabinero.



Los niños, todo por los niños.




Finalmente llegaba le petite a bordo de su roñoso barco salpicando agua y cubierta con su tierno impermeable.
¿ven el liliputiense que le desabrocha el impermeable?



Hora de bailar con los Balayeurs. Para mi sorpresa, Fatoumata Diawara, la africana-francesa que le ponía el toque de carisma a la banda, no estaba, y en su lugar, tiraban la pista de su inigualable voz. Cómo olvidar su " Y dansé".






Su típica reverencia al finalizar su baile (y nuevamente aparece aquel ser que aún no puedo olvidar).




Mientras tanto, Jean Luc Courcoult, el genio tras le petite, se paseaba por la plaza. Imposible pasar desapercibido con esa vestimenta ¿no?




Ya era hora de dormir.






Una vez finalizado el espectáculo, pasaron vendiendo el cd "bazar musical interplanétaire".
-Son cinco mil pesos.
Mientras buscaba el dinero que esa tarde recién había generado, pregunté por Fatoumata.
-No, ella ahora sigue una carrera de solista.
Mi expresión fue esta D:
-La banda se presentará el 5 en el cinearte alameda. -continuó la vendedora.
-Ahí estaré, muchas gracias.- le dije y me retiré.

Veremos que tal andan los Balayeurs sin Fatou. La vez que los ví en el 08' (también en el cinearte) Fatou era el alma de la fiesta.

En fin. Caminando al metro finalizaba mi primer día de esta historia. Exhausta, luego de una ducha antes de dormir, estaba programando mi despertador a las 06.00.

Click en las fotos para mayor detalle.
Todas las fotografías puedes encontrarlas en mi galería de picasa.

1 comentario:

  1. Y aqui comentando por segundan vez, te perdiste el comentario mega poético de a noche XD sera po
    un placer cagarme de calor contigo, si que fue bien lindo todo en especial cierto liliputiense XDD
    te quieri amiga

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