Nota
inicial: Mochilear nunca ha sido fácil. Es cosa de suerte y muchas
veces simplemente careces de ella. No cuentas con tiempo, tu
distribución de horas se desvanece cada vez que debes pararte en los
caminos a esperar que alguien de buena voluntad te lleve. Mucho menos
cuentas con autonomía para detenerte en cada paisaje que te llame la
atención. El camionero, transportista, lugareño, etc no se estacionará
cada vez que a ti se te de la gana para tomar una fotografía o admirar
por breves segundos tu alrededor. Es más, si ve un vehículo detenido y
logra identificar que se trata de turistas, lo bocineará y más de una
chuchada tirará. No todos son así, pero en la carretera austral está
lleno de esa gente. Nosotros tuvimos suerte. Al menos al hacer el tramo
sur de la carretera.
Debido
a las movilizaciones que hubo el año pasado (2011) mis vacaciones se
vieron profundamente afectadas. Reducidas a la mitad y con la mente
puesta en que debía volver a dar exámenes decidí pese a todo, hacer un
viaje épico, al lugar más abandonado, menos intervenido y con mayor
cantidad de reservas naturales de Chile. Mi viaje partía en Puerto Montt
y terminaba en Caleta Tortel. Así que al día siguiente de haber
terminado mis clases agarré mi mochila, que había estado preparando con
mucha anticipación debido a las ansias del viaje, mi cámara y me fui
hacia Puerto Montt.
El mismo día
que llegué salía una barcaza de la naviera, sin embargo, y por confiada
me pasó, no quedaban boletos. Tuve que comprar para el tramo Castro –
Chaitén, que partía a la noche siguiente, así que para pasar esa noche
fui a visitar a mi familia de Quellón.
Puerto Montt y su mall |
Luego de un largo viaje en bus desde Puerto Montt hacia Quellón, llegamos a las cabañas del cerro, ubicadas en la loma que hay a la entradita de Quellón. Ahí es donde vive mi tía.
Tiene hasta su propio bosque
Violoncello |
Conversaciones,
comidas y el tiempo se pasó volando. Cercano a las 17 horas fui
al paradero a hacer dedo. En poco rato paró un lugareño que iba
hacia Nercón, 3 km antes de Castro. Era perfecto.
Cuando haces dedo no puedes regodearte con quién te vas. En este caso, el gentil hombre que me llevó hacia Nercón lo hizo a 140 km por hora. El tramo Quellón - Castro que aproximadamente es poco menos de 2 horas lo realizamos en alrededor de 40 minutos. Pasé miedo, pero llegué bien y con bastante tiempo extra para caminar por la ciudad.
Allí, ya estaba esperando Don Baldo.
Dejé mi mochila en un lugar seguro y salí a caminar. Seria una larga noche, por lo que bebí la que sería la última cerveza en mucho tiempo y comí decentemente.
Embarcada ya comenzaba el verdadero viaje. Yo estaba muy emocionada por lo que sería esta travesía. La carretera austral no es cualquier cosa, es difícil recorrerla. La región en sí es casi una isla.
Llegar y salir de ahí cuesta, sobretodo si no tienes planificadas las fechas como para hacer las reservas en la naviera.
Esa noche fue larga. Intente dormir en una butaca como las de los cines, es casi imposible. Si te parabas de tu silla llegaba alguien más y como se dice "eras" con tu butaca. Para mi suerte los tipos que iban a mi lado desaparecieron así que me acosté atravesada en las 3 butacas. Eran como las 3 de la mañana y por fin estaba un poco más cómoda.
A eso de las 5 a.m. desperté abruptamente y corrí a la proa del barco. Chaitén nos daba la bienvenida.
Cuando haces dedo no puedes regodearte con quién te vas. En este caso, el gentil hombre que me llevó hacia Nercón lo hizo a 140 km por hora. El tramo Quellón - Castro que aproximadamente es poco menos de 2 horas lo realizamos en alrededor de 40 minutos. Pasé miedo, pero llegué bien y con bastante tiempo extra para caminar por la ciudad.
Allí, ya estaba esperando Don Baldo.
Dejé mi mochila en un lugar seguro y salí a caminar. Seria una larga noche, por lo que bebí la que sería la última cerveza en mucho tiempo y comí decentemente.
Palafito en potencia. |
Embarcada ya comenzaba el verdadero viaje. Yo estaba muy emocionada por lo que sería esta travesía. La carretera austral no es cualquier cosa, es difícil recorrerla. La región en sí es casi una isla.
Llegar y salir de ahí cuesta, sobretodo si no tienes planificadas las fechas como para hacer las reservas en la naviera.
Esa noche fue larga. Intente dormir en una butaca como las de los cines, es casi imposible. Si te parabas de tu silla llegaba alguien más y como se dice "eras" con tu butaca. Para mi suerte los tipos que iban a mi lado desaparecieron así que me acosté atravesada en las 3 butacas. Eran como las 3 de la mañana y por fin estaba un poco más cómoda.
A eso de las 5 a.m. desperté abruptamente y corrí a la proa del barco. Chaitén nos daba la bienvenida.
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